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Mostrando entradas de agosto, 2014

La voz a tí debida

Cuando era adolescente, me gustaba mucho un poema de Salinas que dice lo siguiente: Quítate ya los trajes,  las señas, los retratos;  yo no te quiero así,  disfrazada de otra,  hija siempre de algo. Te quiero pura, libre,  irreductible: tú . Entonces, yo no podía comprender el profundo significado de esas palabras. Captaba algo así como su melodía de fondo, un eco. Ahora, con medio de siglo de vida a mis espaldas, han cobrado un significado diferente. Quitarse los trajes, las máscaras que nos hemos ido poniendo para enfrentar la vida, con más o menos arte, y quedar así, desnudos, frente a otro. Ese es el valor de la transformación, y, a veces, viene acompañada de otro amigo, la plenitud. Ser, sencillamente, sin tener que preocuparse por cómo ser. El agua no se preocupa del camino que recorre, fluye libremente. Como el río, a veces el camino de la vida es más angosto, más abrupto, más difícil. Otras, en cambio, recorre lugares tranquilos y h

Cuando el cuerpo te habla

Cuando no reconocemos nuestras necesidades más profundas, nuestro cuerpo acaba chillando más y más fuerte para atraer nuestra atención. El mensaje que te dé tu cuerpo estará en el lenguaje que mejor rompa tus barreras particulares y hable concretamente de los asuntos que necesitas cambiar en tu vida. La sabiduría de este sistema es muy precisa: atraemos exactamente la enfermedad o el problema que más nos facilita el acceso a nuestra sabiduría interior. La naturaleza trata de despertarnos Para las mujeres, el cuerpo intentará atraer nuestra atención mediante cuatro tipos de llamadas a despertar que van creciendo en intensidad. La primera llamada a despertar es el síndrome premenstrual.  Esta es la manera que tiene el cuerpo de darle un codazo cada mes a la mujer, para recordarle el creciente volumen de problemas no resueltos que va acumulando dentro de ella: desde una nutrición desequilibrada hasta problemas de relación. Hacer caso omiso de estos primeros codazos, mes tras mes, d