Ir al contenido principal

¿Qué significa ser mujer?

Ser mujer: habitar mi cuerpo.

Muchas veces hablamos y debatimos acerca de lo femenino; y obviamos lo más básico: ¿qué nos identifica como mujeres?
Para mí, la respuesta es muy obvia: ser mujer es tener y habitar un cuerpo de mujer. Un cuerpo que tiene pechos, caderas, un vientre con capacidad para crear, albergar y alumbrar la vida. Una sexualidad peculiar y diferente de la masculina.
Nuestro cuerpo está ligado a los ciclos: tiene mareas y es sabio. Nos indica lo que necesitamos en cada momento. Ignorar los mensajes de nuestro cuerpo femenino nos enferma y nos destruye.




Vivir de espaldas a nuestro cuerpo significa, por ejemplo, querer que nuestra imagen física se parezca a la imagen ideal de la belleza femenina que difunden los medios. Vivir de espaldas a él es ignorar que menstruamos y que la menstruación nos indica cuáles son nuestras necesidades en cada momento del ciclo y qué cualidad de  energía tenemos a nuestra disposición.
Enfadarnos con nuestra menstruación porque nos obliga a detenernos, o quizás nos pone en contacto con emociones que no queremos atender significa rechazar una parte de nosotras.
Habitar nuestro cuerpo de mujer significa que, a lo largo de la vida, vamos a bailar al son de estos ritmos: días de mucha energía y creatividad, días de mayor conexión con nuestras emociones, y días de recogimiento y autocuidado. 
No nos ayuda rechazar lo que somos, ni luchar contra ello, o negarlo. Para mí, cualquier reivindicación de género pasa por que se acepte la diferencia que somos. Y eso empieza, en primer lugar, por nostras mismas: amar todas las partes de nosotras, incluso las negadas, aunque otros no lo hagan.
¿Cómo nos hemos manejado con estas condiciones en un mundo ordenado, entendido y gestionado por los hombres? ¿Qué ha significado y significa para nosotras haber nacido y crecido en una sociedad patriarcal? ¿De qué manera nos han condicionado los patrones culturales? ¿Hasta que punto actuamos libremente o actuamos según lo que creemos que se espera de nosotras? ¿Y  qué precio pagamos por ello?
Ayer escuchaba, no sin escalofríos, que entre un 12 y un 14% de las mujeres catalanas están consumiendo antidepresivos.* Nos dejamos la salud física, el bienestar emocional, esforzándonos en construirnos, cuando ni siquiera sabemos muy bien qué queremos ser. Persiguiendo un ideal de perfección, esfuerzo y sobresfuerzo que nos agota, nos invalida y no nos conduce a nada. Nuestra vocecita interna nos repite una y otra vez que nunca es suficiente, que no podemos parar. Pero este es otro tema.
Quizás ha llegado el momento de empezar a revisar cómo estamos viviendo, con qué expectativas y a quién responden esas expectativas.
Aceptar nuestros ritmos internos, ser capaces de vivir en coherencia con ellos más allá de las creencias culturales del patriarcado, del consumo, de los estereotipos culturales. Ese es el reto. Y esa es la posibilidad, de disfrutar de la vida en toda su plenitud.
 
Datos extraídos de la entrevista a Jose L.Tizón, psiquiatra, psicólogo, psiconalista y neurólogo, “Retrats”, TV3, 25/03/2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los adolescentes y sus emociones: material explosivo.

 Son las 8 de la mañana del mes de junio. Por el pasillo del instituto es difícil avanzar: Siempre, por estas épocas, significa un reto entrar en el aula; otro reto más conseguir un poco de silencio para que te escuchen. Todavía me sorprende tanta vitalidad, tanta fuerza. Las chicas se   abrazan y se besan como si hiciera tiempo que no se han visto, otras ya están contándose cientos de cosas, excitadas, riendo, dando gritos. Los chicos van   corriendo entre las mesas, o se agrupan en bandas algo más silenciosas, alrededor de los móviles. Algunos, los de 14 o 15, ya están con las chicas... puedo ver cuál de ellas lidera el grupo, cómo lo hace. Les indico que hemos de entrar en el aula: algunos se muestran irritados en extremo; otros, se muestran totalmente apáticos. La chica que lideraba el grupito se gira hacia mi y me dice, con un tono de voz alto y un pelín insolente: “ ¿es que no ves que estamos hablando de nuestras cosas?”. Hace 25 años, esta respuesta me hubiera molestado s

Tiempo y silencio

Se acerca la Navidad. Lo sé porque mi hija me pregunta qué me gustaría que me regalaran. Y me sorprendo cuando veo que no deseo nada en especial. O, mejor dicho, no necesito "cosas". Lo que valoro y necesito es tiempo. Horas vacías en las que perderme: mirar el techo, quizás salir a dar un paseo, tumbarme a leer una novela, rebuscar entre mis libros de poesía aquellas que más me han acompañado. Y silencio, por favor. El silencio es hermoso, si. Es en el silencio donde podemos tomar conciencia de lo que nos sucede. Silencio y tiempo nos permiten entrar en contacto con nosotros mismos; son la puerta de acceso a nuestra persona, esa que habita bajo la máscara, bajo el disfraz. Para algunos, incluso, entrar en contacto significa percibir que hay una persona atrapada bajo un traje. Y que a veces, ese traje es estrecho; nos hace la vida incómoda, nos atrapa. Necesitamos tiempo y silencio para recordar quienes somos: para observar cómo es la vida que llevamos y si se parece

Una mirada diferente sobre el TDA (H)

El llamado Trastorno por Déficit de Atención , con hiperactividad (o no), es un problema que alcanza a nuestr@s niñ@s y adolescentes cada vez con más frecuencia. En las aulas, por ejemplo, es fácil encontrarse con niños y adolescentes diagnosticados de hiperactividad y déficit de atención. El niño así diagnosticado presenta un cuadro de falta de atención, impulsividad e hiperactividad, entendida esta como dificultad para estar quieto, con movimientos ansiosos, sin sentido, constantes, habla en exceso, hace ruidos, no acaba las tareas . Sin embargo, para que todo este cuadro sea considerado un trastorno, es necesario que esta conducta se dé no sólo en el ámbito escolar, sino en otros 6 o 7 ámbitos más, como la familia del niño, por ejemplo. El cerebro de un niño está en desarrollo. En su formación hay un 90% de carga experiencial: es decir, de todo lo vivido. Cuando un niño presenta esta conducta hemos de mirar al niño:  su entorno, su familia, sus circunstancias. Y es que ha